Finalización del curso de voluntariado social, subvencionado en el marco de la línea 12 de Modalidad de Programas de Voluntariado por la Consejería de Inclusión Social, Juventud, Familias e Igualdad en la Convocatoria 2024
Es grato compartir una experiencia que ha sido muy enriquecedora tanto para mí como para todas las personas que hemos tenido la oportunidad de realizar un aprendizaje colectivo lleno de solidaridad. Este es el segundo año que he tenido el placer de impartir este curso de voluntariado social, un tema que para muchas personas puede parecer simplemente una labor altruista, pero que, en mi opinión, va mucho más allá.
En esta acción formativa, no solo compartí conocimientos teóricos, sino que tuve la oportunidad de ser testigo de cómo un grupo de personas de distintas culturas, de diferentes lugares se unía con un propósito común: el deseo de aprender y aportar al bienestar colectivo. Como docente, mi prioridad ha sido ofrecer herramientas, medios, recursos y brindarles el espacio para reflexionar sobre las distintas maneras en las que el voluntariado puede transformar no solo las vidas de aquellas personas que reciben la ayuda, sino también a quienes la brindan.
A lo largo de este tiempo compartido, puede percibir cómo cada una de las participantes se enfrentó a nuevos desafíos, cómo se involucraron de manera activa a todas las actividades desarrolladas en el curso y cómo se dieron cuenta de que el voluntariado no es solo cuestión de dar, sino también de aprender, de prepararse para su ejercicio, de conocer que hay una red de apoyo que lo sustenta, que promueve el desarrollo de nuevas habilidades, el fomento de la empatía, la solidaridad y sobre todo, la iniciativa y el firme compromiso de querer formar parte de ello.
El voluntariado es una forma de crear conciencia sobre las desigualdades y las necesidades que existen a nuestro alrededor.
Es una herramienta útil y eficaz para sensibilizar, dar nuestra voz y luchar por ser escuchadas. Pero también es un medio para crecer como personas y dar lo mejor de una, de compartir el talento.
Me llevo lo mejor de las 30 personas que me acompañaron. Me llevo sus historias, su generosidad, su interés, su implicación y su disposición por aprender.
Quiero agradecerles y recordarles que el aprendizaje no termina aquí. El voluntariado es una práctica continua, una forma de vida y requiere que sigamos sembrando semillas de solidaridad, de empatía y de solidaridad para que hagamos ese efecto multiplicador sobre otras personas que se unan múltiples causas sociales.
Porque desde Solidari@s sport tenemos la certeza de que si muchas personas nos unimos para trabajar juntas podremos construir un mundo mejor.
Claudia García Salvador