Cuenta la leyenda que, allá por el siglo XVI, al pasar por este lugar un caballero, el caballo en que iba montado hundió su pie en la tierra quedando aprisionado; al librarle, su dueño vio cómo surgía un abundante caño de agua que desde entonces no ha dejado de manar. También hay un dicho, que hace referencia a cuando Aníbal dio de beber a su caballo en la Fuente del Pisar. En referencia a la belleza del lugar, el dicho popular dice así:
«Quién bebe agua de la Fuente del Pisar, olvida a su padre y madre y a su tierra no va más»
Esta historia-leyenda de una fuente que surgió «al pisar» de un caballo, tiene su explicación en la existencia de un acueducto que se abastecía del agua de los veneros de Linarejos y la llevaba hasta Cástulo, cuyos habitantes, bajo la dominación romana, fueron los autores de esta construcción que aún se conserva en parte.
Los resultados de investigaciones realizadas por el Instituto Geológico y Minero del CSIC sitúan el origen de Linares en la galería medieval de 1 km de longitud que conecta la Fuente del Pisar con la ermita de la Virgen de Linarejos a través del subsuelo de la ciudad.