«Mi tesssssoro»
Sí. Reconozco que titular así el primer artículo que me publican en InfoLinares.com no es, digamos, en exceso ortodoxo. Pero tiene que ver, aunque parezca increíble, con el Beato Manuel Lozano Garrido, a la sazón Lolo, hijo predilecto de la ciudad de Linares.
El caso es que el título es expresión más que conocida de parte de Gollum, personaje singular de El Señor de los Anillos, la inmortal obra de J.R.R. Tolkien. Y lo decía porque para él, el Anillo Único era, eso, su tesssssoro, algo de vital importancia para él.
Pues bien, sólo en esto se parece tal tesoro al que hablamos hoy. Es decir, en la expresión y en lo que es la misma. Y es que, en el sentido… nada de nada.
Esto lo decimos porque el tesoro del personaje de Tolkien padre no es nada bueno sino, al contrario, malo y más que malo porque el Anillo creado por Sauron busca el mal y al mal se adhiere. Y, al contrario, nuestro tesoro es totalmente ajeno a eso y se suma, crece y se desarrolla en el amplio mundo del gozo y del bien ser.
Bueno. Ya puedo desvelar que el tesoro del que esto escribe tiene que ver, como decimos arriba, con Lolo. Y es que son sus libros, aquellos que su corazón dio al mundo y entregó como ejemplo efectivo de lo que es tener, en vida, fama de santidad.
Sí, como es sabido, nuestro Beato escribió nueve a lo largo de su vida y, aunque luego se han preparado algunos más (Cuentos en La sostenido o Las siete vidas del hombre de la calle, por ejemplo y ambos tan recomendables como los demás) a ellos me refiero.
Cualquiera podría decir que, al fin y al cabo, tanto da tener un libro tal como se publicó en su día que tenerlo en una edición nueva, preparada muchos años después. Y sí, en cuanto al texto, es seguro que eso es así pues, en este caso, no se han reeditado sus libros quitando o poniendo nada de lo original.
Sí, eso es verdad. Sin embargo, no podemos negar (el que esto escribe menos aún) que tener en las manos y entre los dedos las primeras ediciones de los libros de Lolo es algo muy especial.
Esto lo decimos porque, en cierto modo, él mismo pudo tener un ejemplar como los que podemos ver aquí y aunque verlos algunos de ellos no los pudo ver por haber quedado ciego los últimos 9 años de su vida, al menos sentiría el tacto de las portadas y de las páginas, aquellas páginas que salían, por primera vez, a la luz del mundo.
De todas formas, no duden ni por un segundo que pueden leer los libros de Lolo en las ediciones más actuales que hay. El gozo no será muy diferente del que tiene el que esto escribe al releer la obra loliana en su forma original y el aprovechamiento espiritual será totalmente el mismo que es mucho y más que mucho. Palabra de un amigo de Lolo.
Eleuterio Fernández Guzmán