Los perfiles de Lolo. 6- Vocación de periodista
“… Y por fin su ‘vocación de periodista’. ¡Ahí queda su obra SINAI! Hoy son 52 monasterios pidiendo por los periodistas.”
Hace unas cuantas semanas, al empezar esta miniserie referida a los perfiles de Lolo, y basándonos a uno texto del P. Rafael Higueras referido a los mismos, terminaba el bueno de don Rafael diciendo lo que aquí traemos y que encabeza este artículo.
El caso es que este perfil del Beato Manuel Lozano Garrido es el que define una vida de escritor y, en fin, es el que delimita una forma de ser que muestra su especial vocación y donación, por parte de Dios, de un don como el de la escritura.
Sabemos que Lolo escribió unos cuantos cientos de artículos que se publicaron en la prensa de la época y que se están reproduciendo en la web que la Fundación Lolo tiene para difusión de la figura del Beato de Linares además de haber sido publicados, 41 de ellos, en el libro de título “41 artículos de prensa de Manuel Lozano Garrido ‘Siervo de Dios’” dado a la luz pública por Publicaciones Caja Sur en 1999.
Eso, sin embargo, no es más que la punta de famoso iceberg del que se habla cuando se quiere decir que algo es una muestra pequeña de otro algo más grande. Y eso es, lo grande, la obra “Sinaí” de la que Lolo fue capaz de publicar hasta 122 números que enviaba a los enfermos que estaban suscritos a la misma y a otro tipo de personas que no lo eran…
En esta casa ya trajimos esto de Lolo:
“El periodista que quise ser no ingresó en la Escuela; el pequeño apóstol que soñaba llegar a ser dejó de ir a los barrios; pero mi ideal y mi vocación los tengo ahora delante, con una plenitud que nunca pudiera soñar”.
Su vocación la expresa a la perfección en “Sinaí” porque, a través de tal revista puede comunicarse con sus hermanos enfermos y sufridores de las más diversas dolencias. Y es que como vocación la lleva a cabo hasta las últimas consecuencias y muere, por así decirlo, con las botas puestas en aquel noviembre de 1971 pues hasta los números 119 y 120 de “Sinaí” salen abarcando los meses de mayo y junio de aquel año en el que Dios quiso llevárselo al Cielo para que hiciera la crónica diaria de un tan buen vivir allí en la vida eterna.
Ciertamente, Manuel Lozano Garrido tenía una vocación de periodista que le salía por todos sus poros que eran los mismos en los que él sentía como “alfilerillos” que lo martirizaban diariamente. Y es a partir y a través de aquel su sufrimiento que Dios quiso que de su corazón emergieran palabras con las que mostrar al mundo una verdad tan simple como es la que dice que sabiendo sobrenadar los malos momentos sólo sale a la luz lo bueno y mejor y, si es por escrito, miel sobre hojuelas.
Y, por cierto, es curioso que diga el. P. Rafael “Y por fin” queriendo decir que pone en aquel lugar, el último de todos, a los perfiles de Lolo. Pero es que ya sabemos que los últimos serán los primeros y seguro que mucho de lo demás parten de éste.