Lo que ve Dios de Lolo y de nosotros

Lo que ve Dios de Lolo y de nosotros

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Lo que ve Dios de Lolo y de nosotros

 

Sólo es hombre el que sonríe al Cielo en su Cruz,

aceptada de antemano, con fe y espíritu de acercamiento a Dios

Reportajes desde la cumbre, p. 312

¿Quién está en la cumbre?

A esta pregunta, el Beato Lolo responde que Dios. Y por eso, en su libro “Reportajes desde la cumbre” es el Todopoderoso, digamos, quien hace de periodista y hace, eso, reportajes desde la cumbre desde donde todo se debe ver la mar de bien. Por eso, en el último capítulo de este libro (de título “Carta final en propia mano”) dice esto:

“Queridísimo hijo:

Dime con toda franqueza: ¿qué sensación has tenido al leer en el remite de esta carta la palabra ‘Dios’?

Y termina así:

“Adiós hijo. Las últimas palabras no las escribo sobre el papel, sino que las he de grabar en tu alma en el ardor de un mensaje: ‘Tu Padre te espera y, cuando llegues, tuyo será su corazón.

Y ya, firmo,

DIOS’”

Esta larga carta del Creador a su hijo, Lolo, nos viene la mar de bien porque nosotros también somos receptores de la misma a través de este libro y, por tanto, nos sentimos concernidos por lo que nos dice en las líneas y párrafos que forman esta maravillosa forma de expresión de Su Voluntad.

Estos “Reportajes” abarcan todo el acontecer del ser humano y se refieren a lo malo y a lo bueno que sucede a los hijos de Dios, a sus esperanzas y desvelos, a sus momentos de falta de fe y a los que queremos subir a la cumbre para echar un parrafillo con Quien nos escribe estas más de cuatro letras pero aún no ha llegado el momento ni hemos sido llamados a tal plática.

En este libro, Lolo nos transmite paz. Pero no es la paz del mundo sino, al contrario, la de Dios que es la única que es verdadera y la única que tiene sentido para nosotros, sus hijos.

Según nos dice el Padre en estas páginas, todo está puesto para nosotros, que somos su descendencia y, pues, divina. Y es que quiere el Creador que tengamos el corazón limpio, como en de un niño: “La semejanza en que os insisto del parecido con los niños, es, precisamente, la de su limpia disposición al conocimiento, la transparencia con que lo buscan y la fe con que lo aceptan”. Y eso son palabras más que claras que pone Lolo en boca de su Padre del cielo.

En “Reportajes desde la cumbre”, nuestro Padre quiere enviarnos un mensaje que debemos entender con toda claridad y que Lolo entendió a la perfección y aquí nos lo deja, entre las páginas de este libro: demos pasos hacia Dios en la seguridad de que Él, en su definitivo Reino llamado Cielo, nos está esperando con los brazos y el corazón abiertos. Y por eso, desde la cumbre donde se encuentra desde antes de todos los tiempos, nos mira con Amor y nos envía esta letrilla tan llena de su vida eterna que Lolo ha sabido transmitir tan bien y de forma tan certera.

Eleuterio Fernández Guzmán