Dos retratos de los aristócratas, los Marqueses de Linares, Raimunda y José de Murga, han vuelto al Palacio de Linares situado en Madrid, tras una estancia en el Museo del Prado. Los retratos cuelgan en el despacho del citado Palacio y se trata de dos pinturas realizadas por Francisco Pradilla y Ortiz que salieron hace aproximadamente 75 años de lo que hoy es la Casa de América.
El retrato de la Marquesa la muestra en la parte de la escalera, donde se pueden comprobar la riqueza de las joyas y de las sedas del vestido. Al Marqués se le retrata en la biblioteca, sobre la mesa que le acompaña algunos objetos de escritorio y una carta dirigida a él en la que se puede leer la dirección ‘Paseo de Recoletos, 2’.
El recorrido que han llevado las pinturas, que son óleos de grandes dimensiones, es un tanto desconocido. Javier Barón, jefe del área de conservación de pintura del siglo XIX del Museo del Prado, ha asegurado que «presuntamente las pinturas salieron a Venezuela en 1958. Después, volvieron a Madrid en 1992 para exponerse en el Museo Nacional del Romanticismo. Luego, fueron retenidas en el aeropuerto de Barajas, sujetas a un expediente de abandono por no poseer un propietario legal claro. Ya en 2004 se depositaron en el Prado». Los retratos han pasado a formar parte de los fondos del Prado que los ha depositado en Casa América por cinco años prorrogables.
De esta manera, ambas pinturas se encuentran en el despacho de aparato del Marqués, donde recibía las visitas. El lugar se encuentra con vistas a la calle Alcalá, al actual Ayuntamiento de la capital. Según la restauradora del Prado y coordinadora del proyecto que recuperó los bienes muebles del Palacio, María Ávarez-Garcillán, el inmueble se encontraba en ruinas en los noventa, cuando tras ocho décadas vacío, entró a rehabilitarlo.
En el último año y medio se ha conseguido en diversas subastas gran parte de los tapices que decoraban el comedor de gala y el de diario. Además, se ha recuperado el invernadero de la tercera planta.
Redacción: Almudena Garrido.
Fotografía: Carlos Rosillo.