La Casa de Acogida de las Hermanas de la Consolación continúa su labor de ayuda a las personas más desfavorecidas. Desde su puesta en funcionamiento, a finales de 2007, la congregación religiosa ha atendido en sus instalaciones a ochenta y dos mujeres y ciento cuarenta menores, con el propósito de brindarles un hogar y, sobre todo, un importante apoyo.
La mayoría de las situaciones a las que se responde están protagonizadas por inmigrantes sin apoyo familiar ni apenas recursos económicos, aunque con hijos a su cargo o en fase de gestación.
“Atendemos casos de mujeres que padecen desestructuración familiar, falta de recursos, violencia de género o incluso que son víctimas de la trata. Aquí les ofrecemos un espacio con un ambiente familiar e integrador en el que podamos empoderarlas para que sus vidas comiencen a regenerarse y, así, que estén preparadas para que ellas mismas puedan hacerse responsables de sus vidas y darles un futuro mejor para sus hijos”, señaló Maite Carda, directora técnica del servicio.
Durante su trayectoria, la Casa de Acogida de la Consolación ha atendido, sobre todo, a mujeres inmigrantes procedentes, en su mayoría, de países africanos, sudamericanos y de Europa del este. Sin embargo, desde el repunte de la crisis económica, las religiosas han notado que son cada vez más las mujeres españolas que acuden a requerir sus servicios por encontrarse en situaciones de elevada precariedad laboral y, por consiguiente, económica, lo que hace muy difícil que una fémina sola pueda mantener a sus hijos. “El mayor temor es que a las madres les retiren a los niños, por eso es tan importante brindarles asesoramiento y acompañamiento personalizado, para tratar de fomentar sus relaciones sociales, potenciar sus capacidades y que puedan encontrar un trabajo digno y con salarios justos que las haga ser independientes, aunque esto último es bastante complicado”, dijo Carda.
En la actualidad, la Casa de Acogida brinda, en las dependencias del municipio linarense, su apoyo a tres madres y otros tantos menores a los que se sumarán, antes de las fiestas navideñas, una mujer más con su hijo. Para el mantenimiento de este espacio de “tolerancia, convivencia y respeto” la Congregación de las Hermanas de la Consolación cuentan con el respaldo de diferentes entidades, así como con un programa de voluntariado, para que todas aquellas personas que lo deseen puedan colaborar y acompañar a las usuarias y sus hijos en el arduo camino de la “recuperación”. Juan José García Solano. JAEN.
