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Los Reyes Católicos, en el Castillo de Linares

IslBGEl castillo de Linares estaba fundado en lo más alto de la aldea, su fábrica era de mampostería, todo bien obrado. Su traza era cuadrada, de 70 varas de longitud de hueco, sin barbacana, que tenía 16 varas de ancho y esto estaba aterraplenado; de ocho varas de alto hacia la parte del foso, con sus caballeros y troneras. Tenía seis torres, cinco redondas, cuatro en las esquinas y en los dos costados en cada uno la suya, una redonda, otra cuadrada, encima de la puerta donde solía estar el rastrillo; y foso a la redonda, con su puerta de entrada.

Así lo describe Santiago de Morales Talero en la obra ‘Castillos y murallas del Santo Reino de Jaén’, siguiendo las crónicas existentes. Las crónicas de la época recogen la estancia de los Reyes Católicos en la fortaleza linarense, en fechas diferentes. La primera visita se realizó el 8 de octubre de 1485, al año siguiente también estuvieron en este castillo, concretamente, el 20 de julio de 1486, así como los 27 de febrero y 18 de octubre de 1487.

Los Reyes Isabel y Fernando se hicieron eco de un dicho que circulaba por la ciudad de Linares, que decía ‘mejor como caballeros, que no como peones’. Curiosos por esta frase, pidieron una aclaración y le informaron que en un intento de Baeza de arrebatar a Gil Ramírez la posesión del castillo de Linares y amparándose en cartas reales, pretendía entregarlo a Alfonso de Carvajal. Para ello mandan a Diego Pérez de Godoy con el pendón de la ciudad a fin de entregar la fortaleza linarense al referido Alfonso de Carvajal o tomarlo, si fuera preciso, por las armas. Así le narran los hechos: «Llegados los baezanos al lugar, Alfonso de Carvajal pidió a Gil Ramírez que la entregase el castillo que tenía de Baeza, y Gil Ramírez respondió que él lo tenía por el Rey, porque había hecho pleyto omenage a él, á Iñigo López de Mendoza, que era Capitán mayor de la Frontera, y que no lo entregaría sino al Rey».

Finalmente, Enrique IV entrega el castillo de Linares al Condestable Iranzo, a fin de que no cayese, definitivamente, en manos baezanas, que era tanto como decir en poder de rebeldes. Pero lo paradójico del hecho es que una vez que el Condestable lo toma, por real Privilegio del Rey, fechado el 20 de julio de 1460, ha de entregarlo a Baeza. Esta aparente contradicción real surge por expreso deseo de Enrique IV, que aprovechaba cualquier oportunidad para congraciarse con los caballeros más hostiles. M.R. Arévalo. IDEAL.