Quizás Alaska no sea un destino que le venga a la cabeza al turista medio que busca playas de arena blanquecina y relax. Sin embargo, es casi un paraíso para los verdaderos trotamundos. Es uno de los pocos lugares del planeta que asociamos a una naturaleza salvaje, donde es más fácil encontrarse con un alce o un oso que un habitante del mayor estado de EE.UU.
Tierra de glaciares, lagos y ríos
La ubicación de Alaska es lo que la hace tan especial. Casi un tercio del territorio de este estado se encuentra en el círculo polar. De ahí que el clima sea tan duro, pero al mismo tiempo la naturaleza es verdaderamente pura y bonita. Hay pocos sitios en Alaska en los que se puedan observar huellas de la actividad humana. Gracias a ello, los paisajes que la conforman son de quitar el hipo. Los turistas que eligen Alaska como destino buscan paz, tranquilidad y el mayor contacto posible con la naturaleza salvaje.
Una cosa segura es que puedes admirar los glaciares, ya que hay más de cien mil. Esta tierra también alberga casi tres millones de lagos y varios miles de ríos de agua cristalina, cascadas, fiordos, volcanes y, por supuesto, cantidad de especies de animales. Hay gente que viaja a Alaska para pescar salmones, o para admirar la aurora boreal, puesto que se puede observar durante ocho meses al año, entre agosto y abril.
También cabe mencionar que en las mayores ciudades de este estado no faltan los establecimientos clásicos de ocio, como museos, restaurantes y hoteles. Lo único es que hay que tener cuidado con no molestar a los alces que te puedas encontrar de camino al bar.
Lugares pintorescos de Alaska
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No podemos dejar de mencionar el parque nacional más famoso del estado, Denali. Le debe su nombre a la cumbre más alta del continente, que se encuentra dentro del parque. Para conservar la naturaleza salvaje del terreno, está prohibido que los turistas se desplacen en su propio coche. Casi todo el trayecto se puede recorrer en autobuses especiales, o también puedes explorarlo a pie, aunque para ello debes registrarte antes. Sin embargo, esta opción está reservada para los caminantes más experimentados y conscientes del riesgo, ya que hay muy pocas rutas marcadas y en las zonas de acampada no te va a llegar ni una raya de cobertura. Sin embargo, será fácil que te encuentres con un oso, un alce, un lobo o un caribú.
Otro lugar interesante es Resurrection Bay, donde se organizan expediciones para observar ballenas. Por otro lado, el pueblecito Chicken recuerda a los tiempos de la fiebre del oro, cuando multitud de personas ávidas de este precioso metal acudían en masa a Alaska. Curiosamente, hay muchos lugares interesantes a los que no se puede llegar por carretera. Es el caso de la capital del estado, Juneau, adonde solo se puede llegar en avión o en barco.