Sobre Lolo y sus libros – El hombre ordinario y los Sacramentos
A José María Pérez Lozano. A tu hermoso ángulo de hombre de la calle, con oficinas, tranvías, facturas y medicamentos.
Al espíritu de aceptación y ofrenda por el que vives estas cosas como un ‘sacramental’
Las siete vidas del hombre de la calle
Dedicatoria
Este libro de Lolo es más que especial. Escrito y preparado para publicar en el año 1960, y con el Nihil obstat correspondiente (fechado el 20 de diciembre de aquel año), nunca vio la luz del día hasta que la Fundación Lolo, en el año 2016, lo publicó tras haberlo descubierto tras la muerte de Lucy, inseparable hermana-madre de Lolo.
En realidad, poco importa las razones de su no publicación porque lo que de verdad es crucial es el sentido que tiene este libro y su contenido, tan especial. Y es que el lenguaje utilizado, lo simbólico de sus páginas y, en fin, el todo en su conjunto, vale del todo la pena y nos trae al Lolo espiritual, profundo y, a la vez, corriente, ordinario. En resumen: Lolo en estado puro.
¿De qué va este libro, puede preguntarse quién no lo conozca?
Ciertamente, el título lo dice todo pues establece una relación entre los Sacramentos, 7, y el ser humano corriente y ordinario.
¿Y es posible hacer eso?
La respuesta a esto, conociendo al Beato de Linares, es: sí, se puede y más que bien se puede.
Traemos aquí algo del Prólogo que, quizá, nos diga más del sentido del mismo:
“Pero ¿Qué son “Las siete vidas del hombre de la calle?”
En general, son lo que nos pasa a cada uno de nosotros. Es más, como dice su autor en el capítulo dedicado al Bautismo, “Ni sensacionalismo ni trabalenguas: lo que puede un Sacramento”. No obstante, Cristo, con la institución de los Sacramentos, nos ha procurado una unión fina pero crucial con el Padre Misericordioso. Y eso es lo que nos muestra Lolo con cada uno de estos instrumentos espirituales”.
Podemos ver, por tanto, que este último libro publicado, hasta ahora, de Lolo, surge de una experiencia que podríamos creer personal aunque, por aquel entonces, nuestro autor no pudiera pisar la calle. Sin embargo, es tal su conocimiento del devenir del ser humano que eso le permite hacer como que sí, como que camina entre las personas de su pueblo y que, en fin, es capaz de poner sobre la mesa todas las verdades de las mismas y esas verdades ponerlas con relación a los Sacramentos que es una buena forma de hacernos ver que no estamos nada alejados de lo que Dios quiere para sus hijos.
“Las siete vidas del hombre de la calle” es, exactamente, la forma de plantear el vivir diario y ordinario pero no hacerlo como si nada tuviera que ver con la fe que tenemos. Es la verdad, al contrario: las siete señales dejadas por Cristo en el mundo, como luces del alma, se han de ver reflejadas en lo que somos, en cómo somos y, en fin, en nuestro mismo ser y estar.
Por cierto, al que esto escribe le cupo el honor de escribir el Prólogo del libro aquí traído. Un regalo para mí, un don, una gracia de Dios, por así decirlo.
