Sobre Lolo y sus libros

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Lolo y sus libros

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Sobre Lolo y sus libros – Presentación

Es más que conocido y sabido que Manuel Lozano Garrido, Lolo para sus amigos y Beato de la Iglesia Católica, tenía, entre otros, el don de la escritura. Y lo hizo muchas veces por sí mismo o con la ayuda material de, por ejemplo, Lucy, su hermana. También estamos más que seguros que otras personas le echaron las dos manos para que lo que salía de su corazón y su mente tuviera forma, digamos, transmisible a los demás.

Lolo supo llevar al papel (entonces no había medios electrónicos como los de ahora y la cosa seguía siendo como hacía siglos que venía siendo…) lo que era capaz de extraer de su vida diaria o de lo que, con relación a su persona, otras personas decían o llevaban a cabo en sus corazones. Y así salieron a la luz pública sus libros, 9 más el que, algunos años después de su muerte (bueno, quizá bastantes) la Fundación que lleva su nombre tuvo a bien entregar al gozo de sus lectores y que lleva por título “Las siete vidas del hombre de la calle” que, como podemos imaginar (y si no podemos ya lo decimos nosotros) tiene que ver, eso, con el hombre de la calle y los siete Sacramentos.

En realidad, cada obra escrita por Lolo transparenta una realidad propia que está puesta ahí por Dios para que obtengamos un claro beneficio espiritual quienes la llevamos a ojos o al corazón. Y por eso tanto debemos agradecer a quien fue capaz de transformar lo propio en común y lo interior en parte del mundo.

Lolo, por decirlo pronto supo ver el mundo desde un sillón de ruedas, el suyo, desde donde todo lo contemplaba aunque eso pudiera parecer imposible; también supo mantener con Dios una relación en su mesa camilla, desde donde, incluso, el Cuerpo del Hijo del Padre llegó a hacerse presente; supo hablar con Dios porque el Todopoderoso bien sabemos que habla todos los días habla; manifestó también que a veces no saber la hora… pues no está tan maltambién que cada cual llevamos nuestras cruces y que las mismas podemos dar ejemplo de perseverancia y tesón espirituales; también que nos conviene más y mucho más recibir el Amor que Dios nos da, que debemos darle la bienvenida a nuestras vidas.

Pero no sólo esto, siendo mucho, sino que, además, Lolo sabía que Dios lo/nos mira desde lo alto, desde el mismísimo Cielo esa cumbre a la que aspiramos llegar; también que sabía que se iba a ir del mundo lo mismo que había venido y sólo se iba a llevar lo que su corazón atesorara para la vida eterna y, en fin, que incluso sin poder ver podía ver las estrellas brillando en su corazón.

Bien podemos ver, con apenas decir esto, que Manuel Lozano Garrido, en un mundo que podríamos suponer limitado (pues así era su vida) supo muy bien ser faro y caminopuerto de salida hacia Dios y quicio en el que apoyar una forma de ser luminosa, clara, definitiva.

Eleuterio Fernández Guzmán