Desde el barrio de San José, enfrente de las Hermanitas de la Consolación, se anhela hoy la apertura de puertas que dará paso a una joven hermandad, la de las Siete Palabras, más conocida como Los Estudiantes. El cortejo sale cada año a las siete y media de la tarde, con el atardecer del día. Este año se ve truncado, por segundo año consecutivo, ya que el pasado también se quedó en casa por razones meteorológicas. Poco antes, la Banda de Cabecera pone la nota musical en su pasacalles, con salida desde el Colegio Salesiano San Agustín.
Un cortejo que es característico por su seriedad y rigor a la hora de salir a la calle. El paso, mandado por el nuevo cuerpo de capataces encabezado por Francisco Jose Rodriguez, quien iba a llevar al Señor de la Buena Muerte a pasear por las calles de Linares. Talla que realizó en 2011 el imaginero sevillano recientemente fallecido, Luis Álvarez Duarte. Y tras el misterio, ponen sus sones la Banda de Cornetas y Tambores Dolores del Rosario de Baeza, la cual lleva 3 años acompañando al misterio.
Un amplio número de niños abre el cortejo de la virgen, que representa a la juventud de la hermandad. Esta cofradía está formada por gente joven y muchos estudiantes, tal y como popularmente se conoce. Los estudiantes de los distintos centros educativos están muy vinculados a esta hermandad. Uno de los momentos más importantes de la estación de penitencia se produce a la salida cuando cada año un colegio realiza una oración y reflexión, la cual es colocada a los pies del paso del cristo con una rosa roja.
Pasadas las nueve de la noche, la hermandad comienza siempre su paso por Carrera Oficial con el rigor que corresponde a una hermandad que lleva a cristo muerto por las calles de Linares. Tras esto y su paso por la Iglesia de San Francisco, la cual era una novedad, comienza el tramo más recogido de su estación de penitencia, por la calle San Francisco y Rosario, lugares donde la cofradía realiza las chicotás más entrañables, al ir por calles más estrechas.
Aquí es donde el palio de Nuestra Señora de Consolación, es mecido de una forma dulce y suave por sus costaleras, ya que la cuadrilla de este paso es femenina. Quizá hubiese sonado la marcha Siempre la Esperanza o Caridad de Guadalquivir, no dejando andar rápido el paso, si no lento y mecido como no queriendo regresar a su barrio, ya en la última parte de la Estación de Penitencia.
De un momento a otro, el cortejo se encuentra en la calle Jose María López Montes haciendo un saludo al altar mayor de su parroquia, siendo recibido por todos los vecinos. Y una vez que el paso de misterio llega de manera seria y firme, viene la delicada virgen que tallara Mario Castellano, de mirada baja y llena de dolor, para ser el broche final a un espléndido Miércoles Santo.
De nuevo volveremos a imaginar Linares inundado luto por la muerte del señor, pero mientras quédate en casa y comienza a soñar con ese momento.
Redacción y fotografías: Alejandro Valderas
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