Son fuente de generación de empleo y de riqueza, por ello, la salud de las empresas de una ciudad es base fundamental para el desarrollo socio-económico de la misma. La apuesta por el emprendimiento, la innovación y el esfuerzo diario necesario para el desarrollo de cualquier actividad económica son algunos de los valores que, de nuevo, la Cámara de Comercio de Linares con sus premios anuales.
Puestos en marcha hace seis años, y tras reconocer la trayectoria de cerca de una treintena de empresas linarenses, el ente cameral quiso poner anoche el énfasis en el trabajo de quienes, desde sus distintos sectores, siguen aportando «riqueza y bienestar a la ciudad». «No hay sociedad sin empresa, y estos premios ponen el valor el trabajo que vienen desarrollando y el legado que nos deja su trabajo», destacó Raúl Caro, gerente de la Cámara.
Felicidad Pereda, por sus más de 26 años al frente de su comercio en la calle Antón de Jaén; la Cooperativa San Agustín, con sus más de 260 socios dispuestos a crear uno de los mejores aceites de oliva de la provincia; la trayectoria centenaria de la Panadería Leonarda a lo largo de cuatro generaciones; o la actividad de Caja Rural y su Fundación a lo largo de la provincia; han sido las actividades empresarial galardonadas en esta edición de los Premios de la Cámara de Comercio linarense.
«Agradecemos el esfuerzo de nuestros empresarios ante unas dificultades que invitan al cambio de visión y la renovación», destaca el presidente de la Cámara, Manuel Gámez, quien también quiso poner en valor el esfuerzo de esta institución por contribuir al desarrollo socio-económico de la ciudad gracias al apoyo al emprendimiento a través de proyectos como el vivero o la incubadora de empresas para «contribuir al diseño de un nuevo modelo socioeconómico que sea signo de identidad y desarrollo de la ciudad y el entorno».
Los premiados
Las cuatro empresas reconocidas ayer, pertenecientes a los sectores de comercio, servicios e industria, comparten no sólo la satisfacción del reconocimiento recibido, sino también el tesón de trayectorias de muchos años para aportar productos y servicios únicos en la ciudad.
En este sentido, Felicidad Perea reconocía que estos galardones «en tiempo de crisis donde la situación no es la misma y es mayor la competencia» ayudan a dar un «empujón hacia delante» a los empresarios de la ciudad.
Por su parte, Manuel Pancorbo, representante de la Cooperativa San Agustín, aseguró que el «buen hacer de los trabajadores» y, en su caso la modernización de sus instalaciones, han servido para situar a esta cooperativa formada por más de 260 socios, que comenzó su andadura en 1952, en uno de las mejores momentos de su trayectoria, «y poder enorgullecerse de ser una pequeña aportación a la economía de la ciudad».
Una economía linarense que desde hace 57 años cuenta con el respaldo de la Caja Rural de Jaén gracias a la financiación de numerosos proyectos empresariales, pero también a través de su Fundación, dirigida al enriquecimiento cultural y social del territorio. «Siempre es una satisfacción que se reconozca nuestra labor y presencia en la provincia», agradecía Patricio Lupiáñez, vicepresidente de la Fundación Caja Rural de Jaén.
Un agradecimiento compartido, asimismo, por Daniel Torres, en el nombre de las cuatro generaciones que han mantenido en activo el negocio familiar, la Panadería Leonarda, un pequeño obrador que abría Leonarda Molina a su regreso de Cuba en 1875 y gracias a un premio de lotería. Desde entonces, generaciones de linarenses han hecho de sus diferentes productos, en especial de sus tortas, una seña de identidad de la ciudad y uno de los recuerdos gastronómicos más arraigado en la memoria y paladares de todos los linarenses. Irene Téllez. IDEAL.