Las agrupaciones políticas de IU, Podemos y PCE, realizaban esta mañana del 14 de abril una marcha hacia el cementerio de Linares, con motivo del día de la II República. Esta ha tenido salida desde «El Pósito» y ha culminado con la ofrenda floral a los caídos en el Cementerio de San José.
El PCE aporta el siguiente manifiesto que ha sido leído durante este acto:
«Los comunistas y las comunistas hemos decidido para este año ligar los graves problemas económicos y sociales que sufre Linares con nuestra apuesta por los valores políticos y cívicos de la democracia republicana. El 14 de abril no solo celebramos la proclamación de la II República, sino que reafirmamos nuestro compromiso republicano como marco plenamente democrático, aquí y ahora, que dé respuesta a los problemas que padecemos en Linares, Jaén, Andalucía y España. La República está de plena actualidad.
Linares está inmersa en una grave situación social, económica y cultural ampliamente conocida y padecida por miles de personas. El derrumbe reciente del edificio del mercado opera en la conciencia colectiva como una especie de metáfora de que Linares lleva más de 25 años derrumbándose porque, antes, han caído decenas de empresas –especialmente en el sector de la industria-, el ferrocarril, el comercio tradicional golpeado por las grandes superficies y por las franquicias. Las consecuencias han sido terribles: aumento galopante del desempleo, pérdida de población por baja natalidad y emigración de los jóvenes, cierre de pequeños comercios familiares, descenso de unidades educativas, paralización prácticamente total de la construcción…
A estos problemas específicamente locales, hay que añadir otros comunes a toda la clase obrera y sectores más empobrecidos: pérdida de poder adquisitivo de las pensiones y salarios, empleos temporales sin derechos, jornadas largas y sueldos pequeños… Todo ello supone el aumento de la pobreza y la exclusión social, problemas que se agravan de forma más dura entre las mujeres y la juventud.
¿Qué relación tiene todo lo anterior con la República? A nuestro juicio, total relación. Linares está pagando las consecuencias de un sistema económico que pone el acento en la economía financiera y especulativa y que se olvida de la industria. Linares carece de una suficiente inversión pública y privada que combata la pobreza y la parálisis económica. La política de recortes en el gasto público que se practica contrasta con la especulación, la corrupción, los paraísos fiscales, las rebajas y fraude fiscal de los poderosos, el rescate con dinero público de bancos y autopistas privadas… Todo ello con una democracia de baja intensidad, en la que se han introducido medidas de recortes de libertades para paralizar la contestación social.
La ausencia de total separación de poderes que da lugar a una justicia fuerte con los débiles y débil con los fuertes, la no asunción de responsabilidad de un Gobierno sustentado por un partido imputado por corrupción, la no separación política y económica de la Iglesia y el Estado, en fin, el incumplimiento de gran parte de los preceptos constitucionales en materia de derechos sociales y económicos, todo ello, sería impensable con los controles propios de una democracia republicana, que no basa el acceso a la jefatura del Estado en la herencia familiar, como si de una finca privada se tratara.
Por otra parte, hace más de cuarenta años que se aprobó una Ley de Amnistía en España que posibilitó la rehabilitación y libertad de miles de personas que lucharon contra el franquismo. Pero tantos años después, esa ley se ha convertido en el principal argumento político y jurídico del poder para mantener la impunidad de los autores de crímenes del franquismo, es decir, esa ley está siendo en la práctica una ley de punto final que dictaduras como Argentina y Alemania no conocieron. Desde aquí condenamos el bloqueo conjunto de hace unos días por el Congreso –gracias a los votos del PP, C’s y PSOE- que han impedido la reforma de la Ley de Amnistía y que puedan enjuiciarse los crímenes contra el franquismo, crímenes cuyas víctimas yacen todavía mayoritariamente en cunetas y fosas comunes, algo insólito en cualquier democracia.»