La Virgen de las Penas de la hermandad del Descendimiento ya se encuentra, tras cinco meses de ausencia, en el templo parroquial de Santa Bárbara. Numerosos vecinos se dieron cita en la eucaristía solemne para recibir a la talla después del proceso de restauración al que fue sometida por la manos de Mario Castellano. “A la hora de determinar lo que va a ser el tiempo de restauración uno nunca sabe lo que se va a encontrar dentro. Entonces ahí está la responsabilidad del escultor y la experiencia de saber cómo se debe mimar una obra para que no sufra a la hora de ser intervenida”, explicó con respecto al proceso.
Una labor necesaria, reconoce, puesto que la imagen tenía importantes problemas externos: “Se dejaron sentir en el exterior y se intentaban disimular para que no afectaran a la estética, pero ya se trataba de una serie de avisos de que había un problema de estructura, como efectivamente fue”. De esta forma, Castellano constató una mala unión entre los materiales, las diferentes maderas, elementos metálicos y adhesivos sintéticos “que no es lo más oportuno para soportar una policromía”, y más en una iglesia en la que sabemos que tiene unas temperaturas de muy bajas a muy altas. “Una imagen requiere materiales orgánicos y elásticos, y en eso ha consistido el trabajo de restauración”, afirmó. Un proceso en el que primó el respeto a la imagen original, y para el que contó, reconoce, con el apoyo en todo momento del vestidor de la Virgen de las Penas, Juan López.
Los pequeños cambios que ha sufrido la imagen son normales, asevera: “En una intervención, por mínima que sea, en cuanto se toca una pestaña o una policromía cambia porque estamos acostumbrados a verla siempre de la misma manera”. Pero, subrayó, en todo momento se dejó guiar por la junta de gobierno de la hermandad, “y al final todos le decían que es ella, pero más guapa”.
“Por fin la tenemos aquí, después de cinco largos meses”, manifestó, por su parte, el hermano mayor del Descendimiento, Rubén Rodríguez, que en ningún momento ocultó su satisfacción por el regreso de la imagen. “Ha sufrido un cambio enorme en un proceso de restauración que era necesario, aparte de que con el arreglo salieron unas facciones que estaban ocultas. Esperemos que sea del gusto de la gente y podamos seguir creciendo como cofradía y hermandad”, aseveró, satisfecho, Rubén Rodríguez. Mariela Soriano. JAEN.
